jueves, 23 de septiembre de 2010

The Store


-¿Oiga, tiene besos de dulce?

-No, usted disculpe, de esos ya no tengo. Son muy solicitados pero hace mucho que se terminaron.

-Hoy tenía muchas ganas de unos.

-Si, dicen que tienen un sabor muy intenso.

-Claro, los mejor que he probado hasta hoy. Y, tiene como los de ese niño?

-Huy no, de esos se terminaron mucho antes que los de dulce, ya tiene un buen rato que no los producen.

-Aun los recuerdo, esos tenían una delicadeza muy especial. Y de los que tienen nicotina?

-Si, de esos si tengo. Pero no se los puedo dar, esos ya están apartados.

-No me puede dar solo uno?, se lo pago!

-Lo siento. Además están cargados de efectos secundarios, y créame no son tan buenos como usted piensa.

-Oh!, creo que sabía algo de eso pero trataba de ignorar esos pequeños detalles. Tiene de los que guarda en el frasco gris?

-Si, y muchos.

-Quiero una docena de esos.

-Pero, porque le gustan esos? La verdad, no tienen algo realmente especial, es por eso que los tengo escondidos.

-La verdad no estoy muy segura, pero me gustaría saborearlos.

-Si no esta segura es mejor pedir de otros, unos que te den más confianza. Los de ese frasco gris suelen ser engañosos, a veces tienen un sabor ligero, otros muy picosos y otros muy amargos.

-Bien, tiene de los de chocolate?

-Si, de esos también tengo, pero le advierto que me han traído muchas quejas sobre ellos.

-Ah si!

-Si, lo que pasa es que al fabricante se le ocurrió ponerle una capa de tutti frutti, y al principio tienen un sabor muy delicado pero luego todo se arruina por esa ligera capa. En serio quiere probarlos.

-No lo sé, usted que me recomienda?

-Yo le diría lo que a todas… mejor venga otro día, por un día sin besos no pasara nada. Es mejor esperar a llevarse malas sorpresas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El estuche perfecto

¿Cómo se lo explico? ¿Cómo me lo explico?

La otra noche soñé estar dentro de un estuche hecho a mi medida, nunca me había sentido tan cómoda, y era tan acogedor que no quería salir de el.

Me encontraba dormitando mientras escuchaba su respiración, podía sentir su calor sin tan si quiera tocarlo. Lo único que nos separaba era el grueso del estuche. Uno no muy bello, no muy pesado, no muy interesante y falto de color pero era suave, muy suave.

Podría estar completamente desnuda y sentirme totalmente tranquila, porque estaba protegida por el grueso del estuche, el sonido de su respiración y el calor de su cuerpo.

Él se encontraba durmiendo a mi lado, abrazados por la paz, no podía despertar, no quería que despertara. Lo único en lo que pensaba era: “quiero seguir en mi estuche y sentirte tan cerca como ahora.”

Yo no vivo en un simple estuche, es su estuche, un estuche que hizo solo para mí y fue él quien decidió ponerme en el… no hay mejor invento que ese refugio que creo para mi.