Y ahora estamos aquí. Un día más, un año más. Entonces me siento escucho lo que los demás dicen de mi, de la sociedad y de todo aquello que tienen que hablar o gritar.
Yo te he hablado de mucho. Mis dedos teclean varios pasajes de mi vida personal y privada y tú te sientas a leerlos, criticas, comentas, tal vez tengas una solución a todo lo que me pregunto pero no dices nada o tan sólo deseas pasar como desapercibido y es todo. Ahí se termina nuestra interesante interacción. El eterno tú y yo, mensaje y recepción, etc.
Después de este tiempo, de todo aquello que te he contado o he omitido hay algunas cosas que no quedan claras para mí aun, me refiero a ¿quién carajos es Lulú? Y la pregunta a estas instancias parece tonta, porque estas letras que aquí has leído durante todo este tiempo no tratan de otra cosa sino de ella, de quién es, de cómo es, qué hace, qué le gusta, qué le duele, qué le alegra, qué prefiere y un montón de cosas más. Y justo ahora, justo este día te pregunto ¿Tú sabes quién es Lulú?
He pensado en ello desde hace mucho tiempo, pero hasta hace poco caí en cuenta ó tal vez ya lo sabia pero lo dejaba de lado, es más fácil. Lulú es una invención, un ser, una parte de todos pero que no le pertenece a nadie. Una creación de varias horas de mal tiempo invertido en busca de una identidad que no le pertenece, que no es más que una copia barata de ti, de él, que aquel otro y de muchos más.
A ella le gusta la música indie, le gusta Alex Kapranos, el café, las novelas japonesas, cocinar, tocar su guitarra, salir a pasear con su bici, va con el nutriólogo, odia las flores, odia el calor, etc. y ¿de dónde sale todo esto? De todos mis amigos, de los que se dicen ser mis amigos, de los que están a mí alrededor, de los medios de comunicación, de tradición familiar, tradición popular, valores y demás. Representaciones de algo que considero necesario remarcar en mi vida cotidiana o en mi personalidad para llegar a una idea, una idea que me dice ¡así es perfecto!, ¡este es el estado utópico ideal para ti!
Y todo suena bien, suena a algo con sentido y final feliz, hasta que te preguntas ¿en realidad yo elijo mis opciones para mi ideal, son mis elecciones, cómo llego a ellas, quién inserta esas ideas en mi? Y la respuesta esta en frente, a un lado y a todo mi alrededor.
¿Sabes quién lo dice? Es Alex Kapranos, la señora que me atiende en la cafetería, la viejita del comercial sobre el calcio, el chofer que conduce el autobús, el taxista que aun no conozco, mis padres, mis abuelos, el presidente, el papa, aquel monstro de mil brazos que mueve los delgados hilos de la sociedad en la que vivimos.
Ellos tienen la culpa, Lulú hace lo que ellos dicen que es ideal, lo perfecto, lo bueno, lo honesto, lo necesario. Ella se volvió una representación de todo aquello, un punto más en el tablero de varios miles de millones de puntos que cumplen con los mismos requisitos que ella, así como en Japón, Italia, Brasil, etc. La verdad es que no somos tan diferentes.
Y entonces ya no sólo es Lulú y su ideal, sino sus actitudes frente al amor, al odio, al poder, a su profesión, a las demás personas, su parte dentro del contrato social. ¿Que son? Son más representaciones de uno mismo. De una persona Franquenstein.
Cuando vamos por la vida pretendeos ir en busca de la verdad, pero no nos damos cuenta de que ella no existe. Lulú no es real, nunca lo fue. Ni Lulú, ni Vanesa, ni Marilú. Todas ellas solo forman parte de un sistema imaginario. Un mundo fantasioso del cual ella no decidió pertenecer.
Un día llego ese monstro de mil brazos y la introdujo por que le hacia falta un espacio por rellenar, el cual pudo ser ocupado por cualquier otro pero la eligió a ella. Entonces entra en el tablero y le dice cuales son sus limites, reglas, deberes, valores, sus amigos, sus gustos y le advierte que si sale del círculo de dónde se mueve quedara sola y lo perderá todo. Porque sus brazos lo ven todo, sus brazos son invencibles, fuertes y no puedes luchar en contra de ellos.
Entonces, ese mismo día, horas más tarde Lulú te dice: hoy te voy hablar de la deforestación. Y uno de los brazos del monstro le palmea la espada y le dice al oído: bien, lo haces bien.
No existe identidad única e individual, el amor es una hermosa fantasía (es la búsqueda de un auto reflejo utópico), los círculos marcan limites peligrosos, no sabemos si estamos dentro o fuera, no sabemos que hay realmente en cualquiera de los dos lados, las personas mueren, entristecen, arriesgan todo, matan, sufren, pagan, aniquilan, arrasan, deforman, desperdician, se desvalorizan, desmoralizan, inventan, contagian, se pudren, no duermen, no comen, no beben, no conocen a sus hijos, no miran películas, no escuchan música, no caminan, no creen, no tienen fe, se vuelven fanáticos, tiran todo, se arrepienten, se martirizan, se flagelan, se de construyen, se enferman y muchas otras cosas más, todo, todo por una IDEA.
Una IDEA que ni siquiera es suya o tal vez que no existe, es la búsqueda de algo que nadie tiene y quien lo tiene no le importa o no lo necesita o le es ajeno.
Esto sólo suena como el principio de algo que necesita ser regado o tal vez es sólo uno de los brazos torcidos de nuestro monstro, uno que no nos aviente tan lejos o nos detenga tan duramente, tal vez ese dichoso monstro al estar leyendo esto me sigue palmeando la espalda… no lo sé ya no estoy tan segura si estoy dentro o a fuera o si simplemente es una lucha continua entre dos lados. Lo cierto es que todo esto es un paso a que dirección lleva es algo que no sé, tal vez solo estoy caminando hacia atrás, tal vez nunca me moví.
¿Tú que opinas?
