martes, 12 de octubre de 2010

Charlas de café… Como dejar de sangrar?


"Aceptar las cosas difíciles de desentrañar como cosas difíciles de desentrañar, aceptar el hecho de sangrar... Es que cuando te disparan, sangras."

Si tengo que seguir el principio de Haruki Murakami en el que reflexiona sobre el futuro y dice que para seguir adelante tengo que aceptar la realidad que ahora me rodea, creo que ha llegado el momento. Después de dormir por ya bastante tiempo y despertar ocasionalmente tengo que admitir que estoy cansada y me rindo.

No puedo ocultar por más tiempo lo que ahora me aqueja. El mundo me lo recuerda, desde el mas pequeño e insignificante detalle en la sonrisa de un amigo, hasta esos comentarios con doble intención que él escribe y que yo reconfiguro en mi cabeza sólo para satisfacer una falsa ilusión.

Ok, lo admito, si en algún momento he llegado a conocer el amor, o lo más parecido a el, fue precisamente con la persona menos indicada. Su nombre no es necesario, podría haberme mentido todo el tiempo y yo lo hubiera creído. Para mi gusto una experiencia única y que no he podido olvidar. Es increíble como después de tanto tiempo no he sabido como dejar de sangrar.

Puedo contar uno a uno sus defectos, las cosas que odiaba y me gustaban de él, lo que me enseño, las cosas que dijo y me hicieron reír o llorar, las veces que nos besamos, donde y cuando, el clima afuera de su habitación, la tonalidad que tenia su piel con el reflejo de la luz de la calle, la forma de sus ojos, de su cabello al despertar, el aroma de su boca, la manera de besar, su forma de hablarme, de ignorarme, de escucharme, de pensar, de imaginar, de dormir… pero sobre todo puedo describir perfectamente esa mirada con la que me dijo que en realidad me quería a su lado, y también la que me dijo que ya no estaba seguro.

Le puedo dedicar mil y un párrafos a lo que me hizo sentir, pero dudo mucho que él pueda llenar media cuartilla. Puedo sacarme el corazón en frente de él con un afilado sable y apenas se inmutaría. Puedo cruzar varios kilómetros tan sólo para verlo y él preferiría quedarse a dormir en casa… si lo pienso mejor, eso fue lo que paso.

A todo esto Murakami no resuelve el problema, no dice como dejar de sangrar. Él te sugiere el que duermas por un largo, largo tiempo hasta que repentinamente el porvenir te aviente agua en la cara y lo abraces. Pero, y lo demás, y él, y yo. No puedo simplemente dormir cuando la verdad me aqueja... ¡Yo no fui lo suficiente!

Y bien, aquí me encuentro escribiendo algo sobre alguien al cual no le interesa, o le intereso, que amé como a nadie, que perdí para siempre y del cual aun me sigo aferrando… y ahora? Sigo visitándolo, sigo haciendo míos sus pasatiempos, sus palabras y recuerdos. Creo que no dejare de sangrar… creo que no quiero dejar de sangrar. Por lo menos nadie me ha dado los motivos suficientes...


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