miércoles, 21 de abril de 2010

La historia de los labios humedos


Mi cuerpo está desnudo bajo una ligera y larga túnica blanca, yo camino descalza sobre piedras y tierra fría mientras subo una pequeña colina.

Hace viento fuerte, hay relámpagos y huele a lluvia, me lo dice la piel, tengo miedo pero quiero seguir adelante, ya no hay nada que quiera más que acercarme a aquella gran casa que despide luz en medio de la nada… tengo que llegar!.

Pero ahora me veo rodeada por dos enormes perros, quienes me muestran con furia sus colmillos y hocicos babeantes, me paralizan sus ladridos y no puedo avanzar, yo grito -¡ábreme, estoy afuera!-.

Sale al momento, como si me esperara, se mueves con agilidad haciéndose notar con esos gritos autoritarios, los perros retroceden a su orden, me mira de reojo y cubre con un toalla grande que lleva entre tus manos, me abraza y acaricia la espalda con delicadeza… no tengo frio!.

Entro y me ofrece algo caliente pero yo sólo le observo fijamente, quiero que me mire, me abrase… sólo quiero un beso eterno!.

Me acerco toco su espalda fría y le arranco la ropa de un solo tiro, pero no hace nada, no existo, sigue en lo suyo, no hay cambios… es real?

Le abrazo sin darle la cara, quiero imaginarme su expresión, le beso despacio y por fin nota mi presencia… quiero estar contigo… recorro mis dedos sobre todo su cuerpo y gira la cara un poco –sabía que llorarías de nuevo!-

Hago como si no escuchara, le abrazo fuerte, una lágrima recorre mi mejilla y la oculto entre mis cabellos, no quiero que la vea, ya no quiero que se burle. Se decide a darme la cara, me besa y me contrae a su cuerpo… la piel me quema.

Dejamos una habitación tras otra, me recuesta lentamente en el suelo, este lugar esta vacio no hay nada que recuerde de donde viene?, quien es?, a que se dedica?, solo es su presencia y la mía intentando no romper el cielo… este lugar esta vacio.

Se coloca frente a mi mostrándome su cuerpo en plenitud y con la mirada pide mi aprobación, no se la doy, no hay nada que no haya visto antes; se acerca como alguien que asecha a su presa, sin temor y agilidad, sabe que con el mas ligero roce de su piel me paralizo, y sonríe porque sabe lo que provoca, no se detendrá hasta cumplir su objetivo… yo tengo miedo, ya no quiero estar aquí!.

Grito, grito con todas mis fuerzas pero no sale nada de mi boca… tengo miedo, pero ahora todo esta mejor, por fin he despertado.

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