viernes, 18 de febrero de 2011

Querido diario...



Pensé, pensé, pensé, dormí, soñé y hablé con él. Querido diario te he de contar mi sueño.

Sentados el uno frente al otro y platicando tranquilamente concluí: “si él es feliz yo lo seré, porque es lo que espero para él hoy y siempre. Si yo soy feliz el deberá de serlo de igual manera”. Por eso no quiero volver a entristecer y caer puesto que quiero vernos felices.

Me enseño como levantar la cara y brincar con un solo pie. Puedo volver hacerlo hasta que encuentre quien me vuelva la protagonista de su libro, la porción de sal que necesita para vivir o la vocalista de su canción favorita.

Querido diario, yo haré mi parte y espero que él haga la suya porque también quiero ser feliz.

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